Marruecos y Andalucía: dos territorios con mucho en común

En este blog nos gusta encontrar los puntos de encuentro entre Marruecos y otros países, que se materializan en forma de huellas a conocer durante el viaje. Hemos hablado de las huellas norteamericanas, las portuguesas y las españolas. Pero en lo que se refiere a la relación con España, sorprende los paralelismos entre Marruecos y Andalucía, con cosas en común que a menudo pasan inadvertidas incluso a los viajeros más intrépidos. En este post damos contexto a este fenómeno.

Marruecos y Andalucía: por qué esta relación tan estrecha

Que Marruecos y Andalucía gocen de muchas cosas en común se debe a varias razones. Por supuesto, de cercanía: Andalucía es la región española que cubre todo el sur peninsular, la que se ubica al otro lado del Estrecho de Gibraltar. De hecho, la distancia que separa ambos países y continentes es de apenas 14 kilómetros entre Tánger y Tarifa

Además de esta cercanía (y en buena medida, debido a ella), ambos territorios comparten una historia común: con el nombre de Al-Andalus se conoce a una civilización de gobierno y población árabe-musulmana, con una importante presencia de cristianos de origen hispanorromano y judíos sefardíes. De una u otra manera, fue una realidad desde 711 hasta 1492, por medio de diferentes entidades políticas. 

Algunas de ellas, fueron auténticos imperios cuya matriz estaba principalmente en Marruecos, como el almorávide y el almohade, con capital en Marrakech. En otras ocasiones, el epicentro del poder se ubicaba en la Península Ibérica, como el Califato omeya de Córdoba, estableciendo relaciones de vasallaje con los reinos situados en lo que hoy es Marruecos.

Por último, no hay que pasar por alto la gran influencia cultural y social que ejerció Andalucía sobre Marruecos en tiempos del Protectorado Español del siglo XX (1912-1958), tanto por la arquitectura de los nuevos ensanches como por el traslado aquí de numerosos andaluces para ocupar cargos públicos.

Al-Andalus, Andalucía, andalusíes y andaluces

Como habrás notado, el nombre de Al-Andalus supone el origen etimológico de la palabra Andalucía (pese a que estudios recientes apuntan a que, con ese nombre, los árabes hacían mención a toda la península ibérica). Y dado que son conceptos distintos, los gentilicios no se deberían usar de forma equivalente.

Al hablar de andalusí, nos referimos a lo perteneciente o relativo a al-Andalus o la España musulmana, según indica el Diccionario de la RAE. Por tanto, no es correcto hablar de andaluz para monumentos o expresiones artísticas provenientes de al-Andalus, y lo tenemos que ceñir sólo a lo perteneciente o relativo a la comunidad autónoma de Andalucía, como también explica el DRAE.

Andalusí, sinónimo de alta cultura

Gracias al extraordinario refinamiento cultural que alcanzó la sociedad andalusí, sobre todo durante el Califato omeya de Córdoba y algunos reinos taifas, la influencia de su cultura se hizo notar al otro lado del Estrecho de Gibraltar. Una influencia que fue más patente si cabe con los flujos migratorios que tuvieron lugar tras conquistas cristianas o tensiones sociales.

Las expresiones culturales donde más evidente es el legado andalusí son la jardinería, la literatura y, sobre todo, la música. De hecho, el género de música andalusí (o nuba andalusí) se considera la ‘música clásica’ del país, basada en una enorme variedad rítmica, un canto solista (o coro al unísono) e instrumentos típicos medievales, como el laúd, la cítara, el rabel o la darbuka.

Además de estas expresiones culturales, que en muchos casos requieren de un cierto grado de erudición para identificar y comprender, hay otras expresiones artísticas más fáciles de reconocer: los monumentos, que se erigen a ojos de los viajeros para su contemplación y admiración.

Y de ello hablamos precisamente en este otro post de nuestro blog, donde repasamos los sorprendentes aires andalusíes de construcciones en Marrakech, Fez o Rabat.

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