No hace falta ni una semana para descubrir los rincones más espectaculares del Sahara en Marruecos y, además, conocer los monumentos más interesantes de la principal ciudad del país. Con este tour desde Ouarzazate al desierto y visita guiada en Marrakech, el programa exprime al máximo los días para no perderte ningún atractivo, sin renunciar a momentos libres para emplearlos a vuestro gusto. Toma nota de la propuesta y si quieres, resérvalo para disfrutar de este viaje en privado, sin más acompañantes que los que tú quieras.
“Montañoso, áspero y no cultivado”. Esa es una de las acepciones del DRAE para la palabra “salvaje”. Y así es precisamente buena parte del territorio que recorrerás en este tour de 6 días. Montañoso, porque cruzaremos el Alto Atlas en dos ocasiones. Áspero, porque la aridez es patente en los cañones rocosos y en el desierto, tanto en las dunas como en las hammadas que veremos aquí y allá. Y no cultivado porque los oasis que veremos surgen, en buena medida, de manera espontánea, con miles de palmeras tapizando el terreno en convivencia con los terrenos cultivados (rosales, frutales, etc.). Pero lo más importante es que todo ello configura una variedad de paisajes sorprendente y bella, que tiene su cénit en Erg Chebbi.
Este tour de 6 días incluye muchos kilómetros de carretera y, por tanto, el paisaje cambia a cada momento frente a nuestros ojos. Pero también habrá tiempo para echar pie a tierra y deleitarse con obras maestras de la historia y la cultura marroquíes. En algunos casos, con paseos libres por medinas antiguas y pueblos fortificados. Y en otro caso, con las explicaciones que proporcionará un guía oficial: eso ocurrirá en la medina de Marrakech, el penúltimo día, lo que servirá para admirar los monumentos más bellos y conocer los aspectos más interesantes de esta ciudad que vive en ebullición y está declarada Patrimonio Mundial por la Unesco.
Con inicio en Ouarzazate y final en Marrakech, este tour de 6 días y 5 noches ofrece el equilibrio perfecto entre un viaje de corta duración y experiencias en profundidad en cada destino. Todo ello, en vehículo privado con chófer (a excepción de los dromedarios o todoterrenos del desierto), para mayor comodidad:
Primer día de tour y momento para la aclimatación a vuestro nuevo destino, que a buen seguro tendrá unas temperaturas y una latitud muy diferentes al de vuestro lugar de origen. Por ello, tras encontrarnos con vosotros en el aeropuerto y efectuar el transfer privado hacia el hotel, haréis check-in y disfrutaréis de tiempo libre hasta la hora de la cena en el hotel y el descanso.
Las propuestas para este día dependerán de la hora de llegada del vuelo. Una de ellas es la de visitar los Atlas Studios, un recinto cinematográfico donde se han rodado escenas de grandes películas, como la oscarizada Lawrence de Arabia o la taquillera Gladiator.
En el segundo día de tour empieza el viaje por carretera, con un itinerario de lo más espectacular: es un tramo de la Ruta de las Kasbahs, llamada así porque en los pueblos del recorrido no faltan estas construcciones que, en algunos casos, fueron fortalezas bereberes hechas en adobe, erigidas siglos atrás.
Empezaremos a ver construcciones de este tipo tras cruzar las ásperas montañas del Anti Atlas, que también han servido de ambientación a películas de Hollywood, como Babel. Tras ello, llegaremos al Valle del Draa que es, en realidad, un enorme oasis compuesto por miles y miles de palmeras.
Poblaciones como Nkob, Tazarine o Alnif formarán parte de la ruta, y podremos detener el vehículo para fotografiar sus espacios más emblemáticos. Pero sin duda, la localidad más pintoresca la encontraremos ya en las orillas del desierto: Rissani. Su mercado, que tiene lugar en determinadas fechas de la semana, le ha dado fama mundial, sobre todo por los burros aparcados en sus inmediaciones. Los encontremos o no, pasear por su medina será igualmente una bonita experiencia.
Al llegar a Merzouga probablemente tampoco encontremos burros, pero sí otros animales icónicos para la vida en el desierto: los dromedarios. A lomos de estos nobles camélidos, recorreremos las dunas de Erg Chebbi, que comienzan justo a las afueras de Merzouga. En este mar de arena fina y dorada, que cambia de forma cada día, no hay senderos ni indicaciones, pero avanzaremos guiados por nuestro guía hasta llegar al campamento de jaimas.
Dicho campamento, formado por tiendas tradicionales de lona, será nuestro hogar por esta noche, en un ambiente de lo más acogedor: té de bienvenida, hoguera para caldear la fría noche, cena típica bereber y estancias que, pese a su origen desmontable, ofrecen el mayor confort. Y si levantas la vista, encontrarás en el cielo más estrellas de las que podrías imaginar.
Gracias al silencio del desierto y al confort de las tiendas, la noche habrá sido plácida. Pero la propuesta es levantarse todo lo temprano que se pueda, antes incluso que el sol, pues ver amanecer sobre las dunas es un espectáculo que guardarás en el corazón de por vida.
Vivido ese alba, será el momento de desayunar y regresar a Merzouga, de nuevo en dromedario (sustituibles por todoterrenos, tanto a la ida como a la vuelta). Por lo que se refiere a la ducha de esta mañana, se tomará en las jaimas o en un hotel de Merzouga, según el paquete contratado.
Nuestra ruta pone rumbo hacia Ouarzazate, pero en este caso no por el Valle del Draa, sino por el Valle del Dades. De esta manera, al llegar a la pintoresca Tinghir, tomaremos un desvío para acceder a un cañón escondido e inverosímil: las Gargantas del Todra. El pequeño río del mismo nombre ha tallado la roca hasta crear este estrecho desfiladero, donde se puede pasear de forma agradable. Algunos, incluso, se atreven a escalar sus altas paredes, que sobrepasan los 100 metros de altura en muchos tramos.
Una vez conocido este rincón natural y salvaje, volveremos al Valle del Dades para impregnarnos de sus kasbahs y sus oasis. Y en una localidad con encanto, como Boulmane Dades u otra de su entorno, detendremos la ruta: os espera un bonito riad para cenar y descansar esta noche.
En el cuarto día de tour, abandonamos el Valle del Dades al comienzo de la mañana, pero no sin antes dar un salto al Valle de las Rosas: este nombre tan poético se debe a sus miles y miles de rosales, plantados hace un siglo para proveer de damascenas a la industria cosmética, pero también para celebrar moussems y eventos socioculturales.
Poco después llegaremos de nuevo a Ouarzazate, en este caso con el objetivo de descubrir la kasbah de Taourirt, el gran monumento de la ciudad. Es un palacio-castillo de estilo bereber, hecho en adobe en su parte exterior, usado como residencia por la poderosa familia El Glaoui: su patriarca, Thami, gobernó la región con los títulos de Señor del Atlas y Pachá de Marrakech.
Precisamente hacia esos dos lugares nos encaminamos justo después. Primero, ascenderemos por las montañas del Alto Atlas hasta llegar al puerto de Tizi n’Tichka y admirar la panorámica de imponentes cumbres, las más elevadas de Marruecos. Y tras ello, descenderemos por la ladera norte de la cordillera hasta alcanzar la llanura en la que se extiende Marrakech.
Al llegar al riad y tras hacer check-in en él, tendréis tiempo libre para tomar contacto con esta fascinante ciudad.
El quinto día discurre por completo en Marrakech. Y no es para menos: es una ciudad plagada de monumentos y construcciones históricas, que se remontan en muchos casos a la época de las dinastías que la fundaron y embellecieron: almorávides y almohades en época medieval, y saadíes ya en el siglo XVI. Con todos ellos fue capital, por ello ostenta el sobrenombre (como otras) de ‘Ciudad Imperial’.
De todo ello y mucho más nos hablará el guía oficial que nos acompañará durante la mañana: tendrá preparado un recorrido para descubrir los rincones más hermosos de la medina, entre los que suelen estar la mezquita Koutoubia, la plaza Jemaa el-Fna, el Palacio Bahia o la madrasa Ben Youssef.
Y si se deja algo en el tintero por falta de tiempo, podréis emplear la tarde libre en descubrirlo: museos como el de Marrakech o el de Yves Saint-Laurent, jardines como el de Majorelle y vestigios del pasado como el Palacio el Badi son algunas de las opciones. Y con un carácter más mundano pero no menos interesante, es también recomendable perderse por los zocos de artesanía del centro histórico, o los barrios de moda en la zona nueva.
Sea cual sea la opción, el descanso nocturno en el riad de la medina será el último y el más merecido.
Tras cinco días de tour, el sexto es el último de todos y su programa queda pendiente de los horarios del vuelo de regreso a casa. Tanto si despega temprano como si lo hace tarde (lo que os permitiría tener antes algo de tiempo libre en la ciudad), acordaremos una hora de recogida en el riad y os llevaremos en transfer privado al Aeropuerto de Menara – Marrakech. En la terminal, será el momento de la despedida y, sobre todo, del agradecimiento por nuestra parte por reservar con nosotros este viaje privado tan intenso y enriquecedor.
Transporte, alojamientos, dietas… Nada queda al azar en este tour gracias a la siguiente lista de servicios, que están incluidos en el paquete de viaje:
Los siguientes servicios no están incluidos en el paquete de viaje, así que el cliente deberá ocuparse de su coste y, en si es el caso, de su reserva:
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