¿Qué es una kasbah? Doblemente interesante para un viajero

La kasbah es una de las construcciones más características de Marruecos. Y resulta interesante por dos aspectos bien distintos: por su arquitectura tradicional y por haberse convertido en alojamientos con encanto. De todo ello hablamos en las siguientes líneas.

La kasbah como tipología arquitectónica

En Marruecos encontrarás tipos de edificios compartidos con otros países árabes y musulmanes (mezquitas, madrasas, alcázares, hammams, aljibes…) o incluso con otros países del mundo (palacios reales, mausoleos, etc.). Pero la kasbah es una tipología propia del país y de los vecinos magrebíes con presencia bereber.

De hecho, la kasbah se trata de un tipo de castillo o fortaleza militar desarrollada por la civilización bereber con fines defensivos, normalmente al pie de vías de comunicación estratégicas, especialmente las rutas caravaneras que hace siglos conectaban Marrakech y otras ciudades con los lugares situados más al sur del Sahara.

Lo más característico de las kasbahs son sus materiales, que tienen su procedencia en el entorno. Principalmente, el adobe: ladrillos de barro, arcilla y arena, mezclado con materiales orgánicos y secados al sol. Para la estructura (viguería) y para determinados elementos de los acabados (puertas, ventanas), se emplea la madera, y en otros detalles más de la decoración se pueden emplear cañizos y soluciones similares.

Otro rasgo distintivo es la decoración geométrica exterior, que recorre en forma de bandas o sebka las partes más altas de las torres y los muros, así como cornisas de ventanas y otros espacios. Esta decoración se realiza mediante incisiones o vaciados del adobe, lo que genera una fuerte sombra con respecto a la fachada iluminada, amplificando el contraste tonal de la trama.

Otras características interesantes son sus torres almenadas, de carácter rectangular; sus gruesos muros, normalmente más delgados en su parte superior para favorecer su estabilidad; y las pequeñas dimensiones de las ventanas para favorecer la penumbra interior y, con ello, la mayor frescura del ambiente.

Podrás encontrar kasbahs en el Alto Atlas y más al sur de esta cadena montañosa, especialmente en los valles presaharianos, como el del Draa y el del Dades. Estos valles, de hecho, forman parte de lo que se conoce como la Ruta de las Mil Kasbahs, por su elevado número, aunque por desgracia muchas de ellas están en estado ruinoso. 

Otras, en cambio, fueron reutilizadas como conjuntos palaciegos fortificados por parte de las élites dirigentes, quienes añadieron un punto más refinado a su interior. Ejemplo de estas últimas son las de Telouet y de Taourirt, en Ouarzazate y su entorno, en ambos casos de la poderosa familia El Glaoui.

La kasbah como alojamiento

Si hace poco hablábamos del riad como tipología singular de alojamiento, no lo es menos una kasbah. Muchas de estas fortalezas bereberes históricas han sido restauradas y rehabilitadas para ser utilizadas como hotel, y ofrecen siempre mucho encanto por varias razones:

  • La arquitectura en sí misma, con sus paredes de adobe y su estructura de madera
  • Su decoración interior, que suele ser muy cuidada y en línea con la tradición bereber
  • Las vistas de su entorno, pues en la mayoría de casos se encuentran en ubicaciones elevadas, lo que facilita la contemplación de un wadi, un palmeral, una cadena de montañas, etc.

También cabe decir que, en otros casos, los hoteles de tipo kasbah son construcciones diseñadas desde cero, es decir, que nunca tuvieron la función de fortaleza o castillo residencial. Sin embargo, suelen ser edificios que respetan las premisas de la arquitectura militar bereber, con decoración típica de esta cultura y, además, estándares constructivos más propios de nuestro tiempo, especialmente en lo que respecta a la climatización, el ahorro energético y el respeto al medio ambiente circundante.

Por todo ello, si en tu circuito de viaje tienes la posibilidad de alojarte en una kasbah, ya sea histórica o de reciente creación, no dudes en optar por esta posibilidad, al menos si sientes especial predilección por los alojamientos con encanto y tu presupuesto te lo permite.

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