Antes de tu viaje, a la hora de informarte sobre el programa, habrás comprobado que en nuestros circuitos visitamos diferentes medinas en Marruecos. Y quizás tengas algunas nociones básicas sobre estos barrios típicos de las ciudades del país. Pero para que entiendas mejor qué las caracteriza, aquí te contamos qué es una medina y qué deberías saber antes de adentrarte en ellas.
#1. Su significado etimológico
Medina es una palabra que deriva del árabe (madinah) y ésta, a su vez, del arameo. Lo más probable es que tome como origen la palabra din, que hace referencia a “ley”, en referencia a la parte delimitada de la ciudad con un ordenamiento jurídico propio, tales como determinadas rebajas o exenciones fiscales. La medina de Fes el-Bali suele considerarse la más antigua (siglo IX), precisamente con motivo de la fundación de la ciudad como capital del reino idrisí y su consiguiente ordenación urbanística.
#2. Un espacio delimitado por murallas
En Marruecos, las medinas estaban rodeadas por murallas, que en la mayoría de los casos se conservan en parte o en su totalidad, con sus respectivas puertas de entrada, algunas de ellas verdaderamente monumentales. En su momento, abarcaban prácticamente toda la ciudad, salvo los arrabales exteriores. En la actualidad, estas murallas sirven para delimitar lo que se conoce como casco antiguo, con excepción de otros barrios singulares que también son históricos pero fuera de la medina, como algunos mellah (barrios judíos).
#3. Callejuelas para crear una isla climática
Por su latitud y clima, en prácticamente todo Marruecos hace mucho calor en la temporada estival. Por ello, todas las medinas se concibieron como espacios de callejuelas muy estrechas y retorcidas, generando sombra durante todo el día para crear un ambiente más fresco. Sin duda, una solución inteligente y eficiente que sigue más vigente que nunca en nuestros tiempos.
#4. Con los principales monumentos históricos
Al ser el casco antiguo, en las medinas de Marruecos se concentran los principales monumentos históricos. En especial, las mezquitas (que no suelen ser visitables), las madrasas (escuelas coránicas) o las casas palaciegas (hoy reconvertidas en museos, en muchos casos). Adosadas a las medinas, además, suele haber castillos o fortalezas (alcázares) para su defensa. Los palacios reales, en cambio, pueden estar adosados a la medina o cerca de ella, pero por sus mayores necesidades de espacio, suelen extenderse hacia el exterior.
#5. Un lugar para recorrer a pie
Por la mencionada estrechez y tortuosidad de sus calles, las medinas no son un lugar adaptado a los medios de transporte colectivos como el autobús. Pero ni siquiera lo son, en muchos casos, para el vehículo privado. Por ello, tendrás que mentalizarte que habrás de recorrerla a pie. Además, debes tener en cuenta que no suelen ser zonas adaptadas para personas con movilidad reducida, pues son habituales los escalones o incluso las escaleras.
#6. Donde vive la artesanía
Verás que las medinas están llenas de pequeños comercios e incluso zocos (bazares). Es esa una de sus principales características y encantos: es un refugio para la actividad artesanal, que en Marruecos tiene aún un importante peso. Por ello, es aquí donde encontrarás los artículos tradicionales más interesantes: en algunos casos, de la más alta calidad, y en otros muchos, de calidad más discreta, pero indudablemente hecho con el cariño de lo elaborado a mano, por humanos.
#7. Riad: edificios vecinales convertidos en alojamientos con encanto
Como comentábamos en este otro post, los riad son alojamientos con encanto en edificios vecinales organizados en torno a un patio con una fuente. Y se trata de una tipología asociada a la medina que, por las limitaciones del espacio, se organizan de esta manera, a diferencia de los hoteles más modernos y espaciosos fuera de las murallas.