¿Camellos o dromedarios en Marruecos? Esto encontrarás

¿Camellos o dromedarios en Marruecos? Durante tu viaje por el sur de este país verás referencias indistintas a uno u otro animal pero, ¿cuál es el que verdaderamente habita aquí? En este post lo desvelamos, te contamos cuáles son las principales diferencias entre uno y otro y te explicamos el porqué de su empleo como medio de transporte.

Dromedario en Marruecos: diferencias con camellos

De los dos animales mencionados, el que se emplea en Marruecos es el dromedario. Por tanto, al hablar de camellos en Marruecos se comete una pequeña inexactitud, pues no están presentes en este país; de hecho, los camellos que todos tenemos en mente sólo habitan en Asia Central: son los miembros de la especie camelus bactrianus y tienen como grandes características su joroba doble y su pelaje largo.

Los dromedarios, en cambio, sólo tienen una joroba y su pelaje es mucho más corto, lo que les permite adaptarse mejor a las altas temperaturas a las que se ven sometidos, pues habitan principalmente en desiertos: el Sahara en África, y el Arábigo en Egipto, Arabia Saudí y otros países de Oriente Medio.

Sin embargo, decíamos que llamarles ‘camellos’ es sólo una ‘pequeña inexactitud’, pues los dromedarios, en realidad, son un tipo de camélido: camelus dromedarius. En concreto, son el más numeroso del planeta: se extienden por todo el norte de África y Oriente Medio, y suponen el 94% de todos los camélidos existentes. El otro 6% corresponden al camello bactriano y al salvaje, este último en claro peligro de extinción.

¿Por qué se emplean los dromedarios en Marruecos?

El empleo de dromedarios en Marruecos tiene que ver, precisamente, con lo que ha motivado su éxito como especie: su gran capacidad para adaptarse a ambientes de extrema aridez. Eso ha motivado que, durante siglos, hayan sido utilizados como medios de transporte en las míticas rutas caravaneras que recorrían y cruzaban en Sahara de un lado al otro.

Son animales que pueden pasar mucho tiempo sin beber ni ingerir alimentos, y su joroba es una reserva de grasa que les permite mantener energías en esos periodos de ayuno forzoso. Además, sus pezuñas son especialmente anchas, lo que propicia que no se hundan fácilmente en las dunas de arena fina.

En la actualidad, con las rutas caravaneras ya extinguidas por el desarrollo de las comunicaciones y transportes modernos, los dromedarios han encontrado un nuevo cometido que los mantiene a flote como especie: el turismo. Ahora son empleados como el medio de transporte ideal para recorrer dunas como las de Erg Chebbi o Erg Chigaga, facilitando el acceso a los campamentos de jaimas, que son los idílicos alojamientos en tiendas de lona ubicadas en mitad del desierto.

Y ello no supone, ni mucho menos, una explotación animal, pues este trabajo es mucho más llevadero que el de las caravanas de hace siglos. Los trayectos son mucho más cortos y la carga que deben acarrear no es tan voluminosa: su cuerpo está más que capacitado para llevar a un ser humano y/o un pequeño equipaje. Por ello, se los conoce a menudo como los ‘caballos del desierto’, aunque no están entrenados para galopar, sino para caminar a ritmo lento.

Dado que han sido y son el mejor aliado de las gentes del desierto (ya sea por ser su medio de transporte o un gancho para el turismo actual), sus dueños se encargan de que vivan en las mejores condiciones: les proporcionan alimento y agua regularmente (con mucha mayor regularidad que en las largas rutas caravaneras del pasado) y cuidan de su bienestar, pues un dromedario estresado, maltratado o atemorizado puede resultar peligroso e impredecible.

Así que si quieres tener una inolvidable experiencia con dromedarios en Marruecos, puedes venir hasta lo más profundo del desierto con nosotros, o bien realizar una actividad más breve en algunas ciudades del sur del país.

OTROS POST RELACIONADOS

×